INFORME SOBRE LAS “PERSPECTIVAS AGRÍCOLAS DE LA UE 2023-2035
La Comisión Europea publicó en diciembre de 2023 su informe sobre las “Perspectivas Agrícolas de la UE 2023-2035”, presentando una visión detallada y proyectada del sector agrícola de la Unión Europea, con especial enfoque en el sector vitivinícola. El documento aborda diversas áreas, incluyendo el consumo, la producción y el comercio exterior de vino, proporcionando un análisis exhaustivo de las tendencias actuales y futuras que se espera moldeen el mercado en los próximos años.
Consumo de Vino
La Comisión prevé una disminución del consumo de vino en la UE de aproximadamente un 1% anual hasta el año 2035. Esta tendencia descendente se atribuye principalmente a una mayor concienciación sobre los efectos del alcohol en la salud, un cambio en las preferencias de consumo entre los jóvenes, y una competencia creciente de otras bebidas. Sin embargo, se espera que la caída en el consumo de vinos tradicionales sea parcialmente compensada por un aumento en la demanda de vinos sin alcohol, de bajo contenido alcohólico, y de variedades como blancos, rosados y espumosos.
Producción de Vino
En línea con la disminución del consumo interno, que representa el 82% de la demanda, la producción vitivinícola de la UE se estima que disminuirá un 0,6% anual, llegando a 145 millones de hectolitros para 2035.
Este descenso también se ve influenciado por los desafíos climáticos y ambientales que enfrenta el sector.
Además, la reducción prevista en el uso de fitosanitarios y nuevas restricciones de regadío podrían impactar negativamente en los rendimientos y la superficie cultivable.
Comercio exterior
Este informe refleja la necesidad de adaptación y resiliencia en el sector vitivinícola de la UE, frente a los desafíos internos y externos que se prevén para la próxima década. La evolución del sector dependerá de su capacidad para innovar y responder a las demandas cambiantes del mercado, manteniendo al mismo tiempo prácticas sostenibles que aseguren su viabilidad a largo plazo.
REGLAMENTO DE NUEVO ETIQUETADO DEL VINO
El Reglamento (UE) 2021/2117 es una normativa de la Unión Europea que establece nuevos requisitos para el etiquetado de los vinos producidos en los estados miembros. El objetivo del Reglamento es aumentar la transparencia en la industria vitivinícola y asegurar que los consumidores estén bien informados sobre lo que contiene el vino que están consumiendo.
Las principales disposiciones del reglamento son:
- Lista de Ingredientes: El nuevo reglamento exige que los vinos etiquetados y vendidos en la UE después de su fecha de implementación deben incluir una lista de ingredientes utilizados en la fabricación o preparación del vino. Esto puede incluir uvas, azúcares, ácidos, y otros aditivos o coadyuvantes tecnológicos utilizados durante la vinificación.
- Sustancias Alérgenas: Deben declararse en la etiqueta las sustancias que pueden causar alergias o intolerancias, que ya es una práctica común en muchos alimentos y bebidas, pero ahora se extiende específicamente a los productos vitivinícolas. Esto incluye, por ejemplo, sulfitos, que están presentes en la mayoría de los vinos.
- Información Nutricional: Aunque no todos los elementos de la información nutricional son obligatorios para todos los componentes del vino, el reglamento exige la inclusión de información sobre ciertos aspectos, como el contenido calórico. Esto está en línea con las regulaciones de etiquetado nutricional para otros productos alimenticios.
Tras su periodo de transición de 2 años, ya ha entrado en vigor para todos los vinos producidos y etiquetados después del 8 de diciembre de 2023.
Para facilitar la transición y la correcta aplicación de la nueva normativa, se han desarrollado recursos como el Libro Blanco sobre el etiquetado del vino por parte de Agrovin y herramientas online ofrecidas por instituciones como el IFV, que proporcionan directrices claras y asistencia para el cumplimiento.
PROPUESTAS INNOVADORAS PARA LA MEJORA DEL SECTOR DEL VINO EN ESPAÑA
Partiendo de la perspectiva de consumo, producción y comercio 23-35 y la nueva legislación del etiquetado del vino, para dar mas transparencia sobre los ingredientes y la información nutricional de los vinos, se debe tratar de buscar nuevas alternativas a estos aditivos, buscando alternativas físicas.
En este caso podemos comentar dos puntos importantes, el primero, la estabilización del vino por pulsos eléctricos, donde la Universidad de Zaragoza cuenta con varias publicaciones, que han facilitado la autorización de la OIV al tratamiento de la uva blanca y tinta despalillada y estrujada para la extracción de componentes de interés (Más información sobre el proyecto de la Universidad de Zaragoza).
En segundo lugar, otra alternativa a la estabilización en frío tradicional mediante recubrimientos de superficie cuidadosamente diseñados obtenidos por la polimerización por plasma, que demuestran que las superficies con funcionalidades químicas cuidadosamente diseñadas pueden eliminar el ácido tartárico del vino e inducir la estabilización en frío. Este proceso puede operar a temperaturas más altas, reduciendo la necesidad de instalaciones de refrigeración, ahorrando energía y mejorando la rentabilidad.
Estabilización del vino por pulsos eléctricos
La estabilización del vino por pulsos eléctricos es una técnica innovadora en la industria vitivinícola que utiliza campos eléctricos de alta intensidad durante breves periodos de tiempo para mejorar la estabilidad del vino. Este método, conocido como procesamiento por pulsos eléctricos (PEF, por sus siglas en inglés), es una tecnología no térmica que se aplica para la inactivación de microorganismos y enzimas que pueden causar deterioro en el vino.
El uso de pulsos eléctricos para la estabilización del vino representa una de las muchas innovaciones tecnológicas que buscan mejorar la eficiencia y sostenibilidad en la producción de vino, manteniendo al mismo tiempo la calidad y seguridad del producto final.
Principios de la estabilización del vino por pulsos eléctricos:
Tratamiento no térmico: A diferencia de los métodos tradicionales de pasteurización, el PEF no eleva significativamente la temperatura del vino, ayudando a preservar sus propiedades organolépticas y calidad general.
Inactivación de microorganismos: Los campos eléctricos generan poros en las membranas celulares de los microorganismos, un proceso conocido como electroporación, lo que lleva a su inactivación sin necesidad de usar aditivos químicos.
Reducción de enzimas: El tratamiento también puede inactivar enzimas responsables de reacciones indeseadas en el vino, como la oxidación y la turbidez, mejorando así su estabilidad y claridad.
Aplicaciones y beneficios:
La aplicación de pulsos eléctricos puede ser útil para estabilizar el vino contra la precipitación de tartratos, reducir la carga microbiana, y disminuir la necesidad de filtración o uso de agentes clarificantes. Esto puede conducir a un producto final de mayor calidad, con un perfil de sabor más auténtico y una vida útil extendida.
Eficiencia energética y sostenibilidad:
El proceso de PEF requiere menos energía en comparación con los métodos de estabilización térmica, lo que lo convierte en una opción más sostenible y económicamente viable para las bodegas.
Alternativas a la estabilización en frío tradicional
Otra alternativa a la estabilización en frío tradicional para el vino, es la utilización de recubrimientos de superficie obtenidos mediante polimerización por plasma. Este método es interesante porque se aleja de los procesos convencionales que requieren bajas temperaturas y, por ende, un alto consumo energético.
Referencia: https://doi.org/10.1016/j.foodchem.2023.136159
Las principales características de este enfoque son:
- Polimerización por plasma: Esta técnica implica el uso de plasma para crear recubrimientos poliméricos sobre las superficies. En el contexto del vino, estos recubrimientos están diseñados para interactuar específicamente con componentes como el ácido tartárico.
- Funcionalidades químicas específicas: Los recubrimientos creados a través de la polimerización por plasma pueden ser diseñados para tener funcionalidades químicas que se dirijan y neutralicen sustancias como el ácido tartárico en el vino, que es responsable de la formación de cristales cuando el vino se enfría. Al eliminar o reducir estos compuestos sin enfriar el vino, se puede evitar la formación de cristales de tartrato.
- Operación a temperaturas más altas: A diferencia de la estabilización en frío tradicional, que requiere bajar la temperatura del vino para precipitar y luego eliminar los cristales de tartrato, este nuevo enfoque permite que el proceso se realice a temperaturas más altas. Esto elimina la necesidad de refrigeración intensiva, lo que puede reducir significativamente el consumo de energía y los costos operativos.
- Beneficios energéticos y económicos: Al reducir la dependencia de la refrigeración, las bodegas pueden ahorrar en costes de energía y mejorar su rentabilidad. Además, al evitar el uso de temperaturas bajas, se puede mantener mejor la calidad y las características originales del vino.
IMPULSO A LA EXPORTACIÓN: UNA TENDENCIA AL ALZA
Es evidente que la actividad exportadora del sector vitivinícola español ha experimentado un ascenso constante, lo que significa una tendencia positiva para la industria. La demanda mundial de vino español ha sido un factor que ha contribuido a este crecimiento, ya que diversos mercados internacionales han mostrado un mayor interés por la diversa gama de añadas españolas. Además de los mercados tradicionales, la aparición de nuevos territorios que buscan vinos españoles ha reforzado aún más las cifras de exportación, dibujando un panorama prometedor para las perspectivas comerciales internacionales del sector.
La capacidad de las bodegas españolas para adaptarse a las preferencias y requisitos de los distintos consumidores del mundo desempeñará un papel fundamental en el éxito del sector para aumentar su huella de exportación.
Otra de las mejoras del sector del vino en España durante este año es la puesta en marcha de iniciativas estratégicas de marketing y la hábil utilización de plataformas digitales han permitido a las bodegas españolas presentar eficazmente sus productos a una audiencia global más amplia. Al aprovechar el poder del marketing digital, las bodegas han podido transmitir las historias y características únicas de sus vinos, captando así el interés de los consumidores internacionales y consolidando la posición del vino español en el mercado mundial.
Por tanto, el crecimiento de las exportaciones no sólo es indicativo de un aumento de las cifras, sino también reflejo de los esfuerzos del sector por establecer y ampliar su presencia en diversos ámbitos internacionales.
Expansión en los mercados internacionales
La búsqueda estratégica de la expansión internacional es un punto focal a tener en cuenta por el sector vitivinícola español en 2024, ya que debe esforzarse por aprovechar las diversas oportunidades que presentan los mercados globales. Con el ojo puesto en la diversificación y penetración de los mercados, las bodegas españolas se han aventurado en territorios emergentes, buscando establecer y reforzar su presencia en regiones caracterizadas por el surgimiento del consumo de vino y la evolución de las preferencias del consumidor. Esta entrada deliberada en los mercados internacionales se basa en un compromiso intrínseco de mostrar la rica paleta de vinos españoles, mostrando el atractivo distintivo del vino español.
Al alinearse con las preferencias locales y forjar alianzas estratégicas, el sector del vino en España puede abrirse camino en diversos paisajes globales, fomentando un aprecio arraigado por los vinos españoles y consolidando la posición del sector como un actor formidable y estimado en el ámbito vitivinícola internacional.
